Sirva esta pequeña anécdota para ilustrar lo burros que han sido siempre los fascistas —en este país y en el ajeno—y de qué modo cretino, majadero e ignorante han intentado aprovecharse de la Historia de España, de la Literatura o de la Cultura a su favor, cuando por norma general lo primero que deberían haber hecho es estudiarlas. Afortunadamente, y también como norma, solo han conseguido señalarse como los más auténticos zotes que se hayan escapado de aula alguna, sin excluir esta fuga la de los legítimos moradores que consiguen hacer lo propio de muladares y cochiqueras.
Los visitantes de Salamanca quizás se vean sorprendidos al notar que los muros de la Universidad, cara norte, que dan a la plaza de Anaya, están todavía marcados con ese famoso signo que adoptó el fascio español tras la victoria de sus ejércitos: me refiero al monograma que se lee vitor (o victor
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